7. Manuscrito medieval.
Cuando desaparece el imperio romano surgio un descontrol total en el occidente.La mitad oriental del imperio romano se combirtio en bizantina (400 - 1500 cae).La porción occidental vio fluctuar y casi desaparecer la luz de la civilización.
La edad media duro mil años desde la caída de Roma en el siglo V d.C., hasta el Renacimiento en el siglo XV.
Los persas usaban las pieles de animales para escribiren ellas decisiones de los reyes. El arte de preparar el pergamino se transmitió a Grecia e Italia y con el transcurso del tiempo, a los países del Norte, entre ellos Alemania.
Los monjes alemanes aprendieron a prearar las pieles así como la transformación de esa piel en un material limpio y blanco, era tarea del percamenaruis o “fabricante de pergaminos”.
A fines de la Edad Media, los fabricantes de pergaminos figuraban de modo regular entre los artesanos y los comerciantes de todas la ciudades.
En la primera producción de pergaminos estos eran gruesos, con el tiempo en el siglo XII se conseguía la finura casi del papel de seda.
Los copistas medievales.
Los monasterios se encargaron de preservar el conocimiento así como de la realización de manuscritos iluminados, los cuales en el sentido más estricto, son libros manuscritos adornados con oro y plata.
El copista trazaba líneas horizontales en las páginas de los manuscritos, como guía para escribir.
Los copistas medievales escribian con plumas de aves. Las mejores plumas de obtenían de los gansos y de los cisnes.
existen documentos con numerosas formulas para la elaboracion de tintas. Existen dos tipos fundamentales: la de carbón y la de metal.
Las tintas azules y verdes eran las mas raras, porque son colores que no se pueden fabricar ni igualar.
El uso de tinta roja se remonta al siglo V hasta XV toda la edad media.Este color se usaba con profusión en los manuscritos medievales para encabezados, títulos e iniciales, así como para las rúbricas (palabra que se deriva de rojo).
El scriptorium monástica.
Durante el inicio de la época medieval, la mayoría de los libros se creaban en el scriptorium monástico, o salón para escribir.
Generalmente los monjes copiaban libros para las bibliotecas de sus conventos, pero existían también redes de intercambio entre diversos cenobios. Se prestaban códices mientras se llevaba a cabo la copia que servía de modelo para otras copias y así sucesivamente. Lo normal era exigir una fianza igual o superior al libro y anotarlo en un registro.
Siempre se llevaba un registro de a donde se llebavan los libros o si alguien debia.
La forma más frecuente de ilustrar un manuscrito era su iluminación y decoración.
Una vez copiado e iluminado a obra, el copista foliaba los páginas de pergamino que componían el cuaderno empleando signaturas o custodios, así como reclamos para establecer el orden de los cuadernos de cara a su encuadernación. Luego se comparaba la copia con el original por un corrector que examinaba, corregía y completaba la obra.
La producción de manuscritos creo un amplio catalogo de vocabulario y tipografia.
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